Al Madrid nunca hay que darle por muerto. Demostró ante la Real que quiere esta Liga más que nadie y que si hay un equipo capaz de remontar al PSG de Mbappé, Messi y compañía es el que viste de blanco y juega en el Bernabéu. Cuatro golazos sentenciaron al rival en una noche memorable de fútbol y algo más que eso.
La grandeza del Real Madrid y de nuestro fútbol quedó patente antes de que comenzara el partido. El estadio se volcó con Lunin y todo el pueblo ucraniano por la invasión rusa que ya se ha cobrado la vida de cientos de civiles. El mayor conflicto bélico en Europa desde el fin de la Segunda Guerra mundial y que mantiene en vilo a todo el planeta.
Primera parte
Poca tregua se dio la Real nada más comenzar el partido. A los 9 minutos, Silva se adentró en el área y Carvajal le hizo un penalti que dejó mudo al Bernabéu. Lo adivinó Courtois, pero fue tan ajustado que acabó dentro y el Madrid, sin tiempo a pestañear, ya iba por detrás en el marcador. Demasiado premio para el equipo de Imanol, que aprovechó la indolencia madridista de los primeros minutos.
No dejó el conjunto de Ancelotti que la Real se viniera arriba. Pronto se hicieron la posesión del balón y Modric dio un paso al frente para construir el juego del equipo. No quedaba otra. Los txuri-urdin aplicaron un ‘catenaccio’ en toda regla. Fue Camavinga, en el 40′, quién derribó la defensa con un misil desde la frontal del área. Reivindicándose a ojos de Ancelotti, que celebró el gol con los puños en alto.
El Bernabéu en pie y el Madrid, dejándose llevar por la inercia, marcó el 2-1 (anulado a Benzema por fuera de juego). Modric emuló a Camavinga con otro cañonazo, siendo éste con su pierna menos buena, y la clavó por la escuadra. Y así llegó el descanso. Los blancos por delante en el mercador y el Bernabéu dando botes de felicidad.
Segundo acto
No se desinfló el Real Madrid tras la reanudación. Continuó generando peligro como si tuviera que volver a remontar. Y es que los jugadores sabían que ganando esta noche se metían media Liga en el bolsillo. 8 puntos debe ser un colchón suficiente como para pensar que este año la competición doméstica está más que encaminada.
Benzema pudo marcar a la hora de partido, con un disparo a bocajarro, pero se topó con un Remiro que la sacó de milagro. Mención especial merece Luka Modric, todo hay que decirlo, que cada vez que tocaba la pelota se llevaba una monumental ovación del Bernabéu. Es un futbolista único, inigualable e irrepetible.
A Benzema le anularon otro, por un ligerísimo fuera de juego de Vinicius, pero a la tercera fue la vencida. De penalti, aunque Gil Manzano en primera instancia señaló falta fuera del área y tuvo que ser corregido por el VAR. Asensio echó más tierra de por medio en el primer balón que tocó empujando sobre la línea un regalo de Carvajal. El público ya hasta había perdido la cuenta.
Todos los jugadores del Real Madrid acabaron el partido en el centro del campo agradeciendo el apoyo a la afición. Y de fondo se escuchaba el «sí se puede» mientras que el PSG perdía en Niza… ¿Cómo no vamos a creer?