El Real Madrid siempre vuelve: resucita en El Clásico y gana con brillo y de penalti al Barcelona

El equipo de Zidane se impuso por 1-3 en un partido eléctrico y que tuvo de todo. Un penalti sobre Sergio Ramos, la jugada clave del encuentro.

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El Clásico vivió su particular renovación con los onces iniciales de dos entrenadores que llegaban cuestionados al gran partido. Zidane, a pesar de su extenso palmarés, por las dos últimas derrotas consectuvias ante Cádiz y Shakhtar y Koeman, aunque apenas lleva seis encuentros en el banquillo azulgrana, por la irregularidad en Liga con un empate contra el Sevilla y una derrota frente al Getafe como últimos resultados.

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Pedri, un ‘niño’ de 17 años, sentó a un discutido Griezmann al que Koeman sentenció con su suplencia en El Clásico. En el Real Madrid la sorpresa fue la presencia de Asensio en la alineción. Zidane apostó por la vuelta al 4-3-3 y dejó en el banquillo a un veterano de guerra como Luka Modric. 

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Los focos esta vez no estaban puestos en Sergio Ramos o Messi, sino en Vinicius y Ansu Fati. Las dos jóvenes perlas están llamadas a liderar al Real Madrid y al Barcelona respectivamente en un futuro, pero ya son también presente e incluso el brasileño fue el que decidió el último enfrentamiento entre ambos equipos, que a su vez fue el último partido que se celebró con público en el Santiago Bernabéu allá por el ya lejano 1 de marzo.

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La electricidad de sus imberbes estrellas se propagó por El Clásico con un comienzo a un ritmo muy alto y en el que los goles no tardaron en llegar. Golpeó primero el Real Madrid con una combinación entre Benzema y Fede Valverde, otro que a sus 22 años tiene pinta de futura estrella mundial, que sirvió para que el uruguayo pusiera el 0-1 en el minuto 5 de partido. 

Valverde pisó área y definió con un ‘killer’ a pesar de que Neto intentó agrandarse y ocupar más espacio. El equipo de Zidane dominó esos primeros compases y Vinicius falló el segundo en la jugada siempre. Sin embargo, la alegría le duró poco al Real Madrid.

Solo tres minutos después del 0-1, el Barcelona consiguió empatar. Parece poco tiempo, pero lo cierto es que El Clásico estaba vertiginoso y no daba lugar ni a un ligero pestañeo. Carrera de Jordi Alba, que regresaba tras una lesión, a la espalda de Nacho y centro que remata a gol Ansu Fati. La jugada de siempre del lateral que antes remataba Messi y que ahora tiene en el ’22’ a su nuevo socio. 

Ansu Fati se erigió en el líder del Barcelona y toda acción de peligro pasaba por sus botas. Messi, más retrasado, era el encargado de dar velocidad al juego azulgrana, pero el ejecutor era el ya internacional español a sus 17 años. Mientras en el Real Madrid brillaba Benzema y su labor al más puro estilo pívot de fútbol sala para que el equipo blanco percutiera una y otra vez por las bandas. 

Otro de los grandes duelos quedó condicionado por una amarilla injusta a Casemiro. El brasileño no tocó a Messi, con el que se las tuvo en más de una ocasión, pero Martínez Munuera le enseñó la cartulina. Acertó después el colegiado al no señalar penalti en una entrada limpia del mediocentro, que se jugó la expulsión, pero que llegó milagrosamente al balón, para evitar el disparo del ’10’ azulgrana.

El ritmo del encuentro fue decayendo, aunque de vez en cuando ambos equipos tenían sus chispazos. Precisamente, en un abrir y cerrar de ojo tanto Barcelona como Real Madrid gozaron de una clara ocasión para adelantarse en El Clásico. Primero fue la de Messi, pero Courtois realizó una parada imposible. El belga se convirtió en gato para llegar a una pelota rasa tras el amago característico del argentino dentro del área. 

Acto seguido fue el Real Madrid el que se agitó y Benzema el que desperdició la oportunidad al disparar directamente al cuerpo de Neto. El encuentro, a pesar de sus idas y venidas, fue muy entretenido en todo momento. Antes del descanso Zidane perdió al tercer lateral derecho de su plantilla. Ya contaba con las bajas de Carvajal y Odriozola, pero ahora fue Nacho, titular en el Camp Nou, el que tuvo que ser sustituido. Lucas Vázquez fue entonces elegido como carrilero de urgencia y con la difícil misión de medirse en velocidad constantemente con Ansu Fati y Jordi Alba.

Tras el descanso fue el Barça el que se hizo con el dominio gracias sobre todo a la velocidad de Ansu Fati, sin embargo perdonaron los azulgranas en varias llegadas al área de Courtois y el Real Madrid se recompuso rápido.

Con la lucha en todo lo alto llegó la jugada decisiva. Se cumplía la hora de partido cuando Lenglet agarró a Sergio Ramos dentro del área. Desde la sala del VAR avisaron a Sánchez Martínez para que viera la jugada y el árbitro señaló penalti. Estuvo muy torpe el central francés, ya que por televisión no hay duda de la acción debido a cómo se estira la camiseta del capitán blanco.

Reclamó el Barcelona y más que lo hará seguramente en las próximas horas. Quizá sea por falta de costumbre y es que al Real Madrid no le señalaban un penalti a favor en el Camp Nou desde la temporada 2006/2007, si encima recuerdas que lo lanzó y lo convirtió Van Nistelrooy la cosa ya tiene tintes prehistóricos. 13 años, por los que ha pasado con total impunidad Mascherano entre otros, sin que ninguna polémica cayera del lado blanco. Curioso. O no.

El caso es que ha tenido que llegar el VAR para que el Real Madrid disfrutara de una pena máxima en la casa del Barça. Sergio Ramos no falló ante Neto y puso el 1-2 en el marcador. El gol fue clave para el devenir por el encuentro, sobre todo porque el Barça no consiguió levantarse y apenas inquietó al equipo de Zidane desde entonces. 

La polémica siguió en el área contraria. El Barça pidió un penalti por mano de Varane tras despeje de Sergio Ramos, pero el brazo del francés está completamente pegado al cuerpo. Sigan, dijo Sánchez Martínez en otro acierto del árbitro y del VAR.  

Los cambios de Koeman no surgieron efecto y fue el Real Madrid el que gozó de las mejores oportunidades en los últimos minutos del partido. Neto evitó la sentencia de Kroos primero y de Sergio Ramos después, pero nada ya pudo hacer cuando Modric se armó de sangre fía para poner el 1-3 antes del pitido final. El croata amagó, amagó y amagó hasta que encontró el hueco en el cual poner la pelota con el exterior. 

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