Arturo Vidal concedió el pasado fin de semana una extensa entrevista a L’Equipe. Una hora de conversación en la que habló de la madurez de Dembélé, en la que confesó que lleva cresta “para dar miedo en el campo” porque se la vio al alemán Christian Ziege y en la que también hizo autocrítica sobre lo que sucedió la temporada pasada en Anfield.
“Fue por falta de concentración”, recuerda, antes de admitir que “aún no lo he digerido, sigo cabreado. Es difícil explicar lo que pasó, sin duda muchos errores individuales y no hubo la suficiente concentración”. El chileno tiene claro que “si no te dejas la vida en el campo, si no corres hasta el último segundo, es imposible ganar”.
En ese sentido, Vidal asegura que “el equipo que sea más fuerte físicamente será el que gane la Champions. El talento te hace ganar la Liga, pero es el físico lo que te ayuda a ganar la Champions League”. El chileno recuerda que la ‘orejuda’ “es mi obsesión. El Barça tiene que ganarlo todo, pero de lo que se habla en el vestuario es de la Champions”. Vidal, que se hace un tatuaje cada vez que gana un título, explica que “llevo más de 20, pero tengo un hueco reservado para la Copa de Europa”. Y asegura que “este año creo que lo podemos lograr. Estoy en el mejor equipo del mundo y quiero levantarla”.
Cuando habla de los entrenadores que le han marcado en su carrera, cita a Antonio Conte, que lo entrenó en la Juve: “Fue esencial para mi crecimiento, era un poco como yo cuando era jugador y me enseñó mucho, tanto de posicionamiento defensivo como ofensivo”. Se acuerda también de Ancellotti, Sampaoli o Allegri y destaca también a Guardiola, del que dice que “me aportó mucho, por su manera de ver el fútbol, su pedagogía, su ciencia del juego de pases que deben ser siempre simples y rápidos”.
En cambio, no menciona a Bielsa e incluso se molesta cuando lo hace el periodista francés: “¿Es que me aportó algo Bielsa? No. Es un buen entrenador, sí. Sabe muchas cosas de fútbol, pero es demasiado. No está entre los que han significado algo para mí”.