En el templo de Diego Maradona, solo puede brillar él. Aunque Lionel Messi se haya robado todos los flashes, luces y atención en el San Paolo, en Nápoles el único Dios sigue siendo el ‘Pelusa’. A pesar que el Barcelona se encomendó a la zurda de la ‘Pulga’, necesitaba mucho más que eso para vencer a un cuadro guerrero que planteó defenderse y luego pensar en el arco contrario.
Al final los catalanes rescatan un empate (1-1) que tiene sabor a premio en un escenario adverso, después de un primer tiempo donde dominaban con la posesión pero el Nápoles se adelantaba con un derechazo imposible de Dries Mertens (30’) que traían nuevamente a los fantasmas de poder ser eliminado antes de tiempo.Las últimas series en las que fueron eliminados, el Barcelona no pudo anotar como visitante. Esa anomalía preocupante no ocurrió, a pesar de no tener a Suárez ni Dembélé en el ataque -lesionados y fuera de esta temporada- ni tampoco al fichaje Braithwaite que no fue inscrito en el torneo. Entonces Setién hacía malabarismo con la alineación: Arturo Vidal, que fue improvisado como extremo, termina viendo la roja casi en los descuentos después de una jugada polémica, aunque su valor táctico fue multiplicado por los kilómetros recorridos.
El complemento fue otra historia, con una actitud diferente y golpeó en el momento preciso, con un tanto de Antoine Griezmann (57’) después de un desborde de Semedo. Las fórmulas repetidas no hacían daño, hasta este ataque donde se confabuló. Después aparecía Ter Stegen, tan salvador como en otras ocasiones para bloquear un mano a mano con Callejón y un tiro de Insigne.
La clave para irse conforme de Italia, con un empate que deja la llave inclinada para el lado catalán, que no suele fallar cuando tiene una oportunidad en casa. A la roja de Vidal, se suma una lesión de Piqué que preocupa pensando en el clásico del domingo. Lionel Messi no deslumbra en el San Paolo pero el Barza se lleva un premio. En el Camp Nou, todo suele pintarse de azulgrana.