Ronald Koeman concedió a mediados de enero una entrevista a Ricard Torquemada en la que el seleccionador holandés repasaba el abecé barcelonista y dejó algunas frases de obligada reflexión: “¿Qué pasará después de Messi, Piqué, Busquets y compañía? Hay que renovarse”.
Hablamos aquí la semana pasada de la alineación de Anfield con siete jugadores por encima de los 30 años. Es decir, incidíamos con más nombres en la preocupación señalada antes por Koeman . Un desasosiego que está extendido en el club, que obliga a rejuvenecer la plantilla y que, al mismo tiempo, obligará al entrenador de turno a decidirse/apostar/prescindir de la apuesta del club.
Valverde , en la rueda de prensa del sábado, ya dejó las cosas claras. Se ve con fuerzas, se siente capaz y además está respaldado pro el presidente. Asunto concluido. En estas circunstancias, si se llegase a tomar una decisión con el míster que no implicara necesariamente el cumplimiento de su compromiso, Ernesto no debería irse solo. Es tan buen o tan mal entrenador como lo era en febrero cuando se le mejoró y amplió contrato. Antes que echarle a él, se debería apuntar por elevación. O no, si Bartomeu además de mostrar respaldo a Valverde comparte el criterio de Pep Segura .
La sensación actual es que si Valverde , como dijo, se siente fuerte, la exigencia esencial para la próxima temporada será verle exhibir esa fuerza con la plantilla que ahora le respalda mayoritariamente, con los pesos pesados al frente. Pesos y pesados, en algún caso, por disfrutar de la invisible pero perceptible condición de intocable. Bartomeu y todos los técnicos le van a instar a Valverde, probablemente esta misma semana, en que este equipo, mejor dicho, en esta plantilla y acaso en este club, el único intocable es Leo Messi porque, a todos los efectos, sigue siendo el mejor en cualquier posición que ocupe. Y el más trascendente en el juego. Y el más definitivo en el remate. Y el más rentable en la oficina del CEO. Y el más todo, sin discusión.
Esto, ocho años después, viene a ser lo mismo que manifestó Pep Guardiola en 2011 minutos después de que el Barça, en Wembley, levantase la Champions. El entonces entrenador dijo, sin tapujos, que el futuro del Barcelona pasaba por “hacer la vida fácil a Leo”.
Y eso es lo que se pretende admitida unánimemente la condición de Leodependencia. Si hace falta, que la hará, Bartomeu le renovará una vez más y a partir de aquí se acabaron las excepciones. Se quiere subir al máximo el nivel de competitividad en la plantilla y dependerá de Valverde la gestión del vestuario sin más intocables que el mejor jugador del mundo. Por eso se están replanteando los retoques de la plantilla. Y se replantean al alza. Nada de suplentes, sólo suplentes, para Alba y ni siquiera suplentes para Suárez . Y si, además de Coutinho , hay que vender a vacas sagradas, se venden. Si el problema de Valverde es que estaba bloqueado en ciertos aspectos, en estos ya está desbloqueado