Parecerá una noche de solo alegría, pero nuevamente los violentos se imponen. Barcelona se va goleado de su propia casa y merece una sanción ejemplar: del «Vinicius muérete». Todo se suma a un lanzamiento de mecheros más que concurrente. ¿Qué más tiene que pasar?
Luego de eternos días de previa, de más informaciones en relación con la trama Enríquez Negreira y de un ambiente de Clásico puro, el Real Madrid goleó en Barcelona por la vuelta de semifinales de Copa del Rey. Eso sí, los culés merecen una sanción ejemplar por los cánticos de muerte al brasileño y el lanzamiento de objetos.
Tras haber caído en la ida por 0-1 en un coliseo blanco que a la distancia apoyó a los suyos, el Real Madrid se planteaba en Barcelona con la intención de volver a remontar una eliminatoria en el Clásico. Desde el 2013 y también por Copa del Rey que dicho hito no se conseguía, por lo que más que nunca Carlo Ancelotti y sus hombres apostaron por un plan donde cada ocasión de gol fuese medio tanto al marcador. Al pelo salió todo.
Sin Florentino Pérez en el palco del Camp Nou, con la obligación de remontar y en medio de toda la información que rodea el caso Enríquez Negreira, el Real Madrid llegaba a un feudo que pese al último resultado visto en LaLiga, suele significar buenos resultados para los hombres de Carlo Ancelotti. Hacerse fuerte lejos del Bernabéu era el objetivo, así como más que nunca sacar a relucir ese gen competitivo que empezó a aflorar jornadas atrás ante el Valladolid. Eso sí, no todo es alegría.
“Vinicius muérete”
Las faltas y agresiones físicas de sus compañeros de profesión ya son el pan e cada día, pero otra vez se escucharon esos gritos indeseables ante la atenta mirada de árbitros y millones de espectadores que miraban el choque. ¿Qué más tiene que pasar?
Todo acompañado de un lanzamiento de mecheros que pusieron en juego la salud de los nuestros, que reflejan la falta de control en los campos de entes como la RFEF y LaLiga. Vinicius vuelve a domar el Camp Nou, se le desea la muerte y como primicia, les decimos que nadie será sancionado.